Flotando al final del invierno, Acuario nos saluda como una suave brisa. Este signo de aire a menudo se representa como un portador de agua. El agua, símbolo de las fuerzas internas que nos guían, nuestras emociones e intuiciones, está representada fluyendo de un recipiente. En lugar de ser el agua en sí, Acuario sirve como canal que la mueve. Permitir que los sueños reboten hacia la superficie, regar las semillas que están destinadas a florecer y convertirse en las utopías que esperamos cultivar. Acuario encarna estas conexiones, construye mundos que espera ver a través de la conversación y abraza la multiplicidad de nuestros sueños. Como las semillas de un diente de león que vuelan a través de kilómetros de paisajes cambiantes, Acuario teje mapas que reflejan las redes cada vez más amplias de las comunidades que cuida.

La contraparte del Tarot de este querido signo es La Estrella, una carta que tradicionalmente representa a un portador de agua. Al igual que Acuario, la Estrella simboliza la esperanza, la inspiración y la oportunidad que generalmente surgen de un fuerte anhelo espiritual. Dibujar La Estrella en una lectura a menudo significa que hay algo dentro de nosotros que no puede ser influenciado, empañado o borrado, una creencia o pasión fundamental que, en última instancia, debe ser compartida. Sugiere que escuchemos atentamente el pulso invisible en nuestros corazones para lograr grandes sueños que nos beneficiarán no solo a nosotros mismos. Los pasos que debemos dar para materializar esta pasión deben ser cuidadosos y reflexivos, ya que ningún gran logro proviene de actos grandiosos y descuidados. La carta nos invita a mirar la constelación en expansión que son nuestros sueños, nuestros seres queridos y nuestro destino para conectar nuestro verdadero yo con nuestro verdadero propósito. Estamos agradecidos por La Estrella, especialmente cuando aparece después de haber experimentado un fracaso o una tragedia profunda. Es la luz guía que esperamos encontrar en el cielo más oscuro.